5 datos interesantes sobre María la Inmaculada Concepción

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Por Aciprensa Redacción Central:

Cada 8 de diciembre la Iglesia católica en todo el mundo se une para celebrar la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, doctrina de origen apostólico proclamada como Dogma en 1854 por el Papa Pío IX, mediante la bula Ineffabilis Deus.

Hoy te traemos cinco datos que te ayudarán a comprender mejor este dogma:

1. ¿A qué se refiere el título de Inmaculada Concepción?

A la Virgen María Inmaculada Concepción por la manera tan especial en que ella fue concebida por sus papás Joaquín y Ana. Esta concepción no fue virginal, ya que ella tuvo un padre y una madre humanos, pero fue especial y única de otra manera.

2. ¿Qué es la Inmaculada Concepción?

El Catecismo de la Iglesia Católica describe: “Para ser la Madre del Salvador, María fue ‘dotada por Dios con dones a la medida de una misión tan importante’. El ángel Gabriel en el momento de la anunciación la saluda como ‘llena de gracia’. En efecto, para poder dar el asentimiento libre de su fe al anuncio de su vocación era preciso que ella estuviese totalmente conducida por la gracia de Dios” (490).

“A lo largo de los siglos, la Iglesia ha tomado conciencia de que María ‘llena de gracia’ por Dios (Lc 1, 28) había sido redimida desde su concepción. Es lo que confiesa el dogma de la Inmaculada Concepción, proclamado en 1854 por el Papa Pío IX: ‘…la bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda la mancha de pecado original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo Salvador del género humano’” (491).

3. ¿Esto significa que María nunca pecó?

Debido a la forma de redención que se aplicó a María en el momento de su concepción, Ella no sólo fue protegida del pecado original, sino también del pecado personal. 

El Catecismo explica en el número 493 que los padres de la tradición oriental llaman a la Madre de Dios «la Toda Santa» (Panaghia), la celebran «como inmune de toda mancha de pecado y como plasmada y hecha una nueva criatura por el Espíritu Santo». Por la gracia de Dios, María ha permanecido pura de todo pecado personal a lo largo de toda su vida.

4. ¿Esto significa que María no necesitaba que Jesús muriera por Ella en la Cruz?

No. María fue concebida inmaculadamente como parte de su ser “llena de gracia” y así “redimida desde el momento de su concepción” por “una singular gracia y privilegio de Dios Todopoderoso y por virtud de los méritos de Jesucristo, salvador de la raza humana”. 

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Tal como lo explica el Catecismo en el número 492, esta «resplandeciente santidad del todo singular» con la que Ella fue «enriquecida desde el primer instante de su concepción», le viene toda entera de Cristo: Ella ha sido «redimida de la manera más sublime en atención a los méritos de su Hijo». El Padre la ha «bendecido […] con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo» más que a ninguna otra persona creada. Él la ha «elegido en Él antes de la creación del mundo para ser santa e inmaculada en su presencia, en el amor».

En el número 508 el Catecismo describe: “De la descendencia de Eva, Dios eligió a la Virgen María para ser la Madre de su Hijo. Ella, ‘llena de gracia’, es ‘el fruto más excelente de la redención’; desde el primer instante de su concepción, fue totalmente preservada de la mancha del pecado original y permaneció pura de todo pecado personal a lo largo de toda su vida».

5. ¿Se puede hacer un paralelo entre María y Eva?

Adán y Eva fueron creados inmaculados, sin el pecado original ni su mancha. Ambos cayeron en desgracia y, a través de ellos, la humanidad quedó atada al pecado.

Cristo y María fueron también concebidos inmaculados. Ambos permanecieron fieles y, a través de ellos, la humanidad fue redimida del pecado.

Jesús es, por tanto, el nuevo Adán, y María la nueva Eva.

El Catecismo señala en el número 494 que “Ella, en efecto, como dice San Ireneo, ‘por su obediencia fue causa de la salvación propia y de la de todo el género humano’. Por eso, no pocos padres antiguos, en su predicación, coincidieron con él en afirmar que ‘el nudo de la desobediencia de Eva lo desató la obediencia de María. Lo que ató la virgen Eva por su falta de fe lo desató la Virgen María por su fe’. Comparándola con Eva, llaman a María ‘Madre de los vivientes’ y afirman con mayor frecuencia: ‘la muerte vino por Eva, la vida por María’”.

Traducido y adaptado por ACI Prensa. Publicado originalmente en National Catholic Register el 3 de diciembre de 2021

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